Hay un club en Europa, y en el mundo, que aún pudiendo acudir al mercado de fichajes, teniendo buena capacidad económica, rara vez lo hace. Es el Athletic Club de Bilbao, un club prácticamente único en el mundo por competir con jugadores nacidos en el País Vasco o con jugadores cuyos antepasados nacieron allí. Y eso, entre otras cosas, impide servirse de la inversión en el mercado para mejorar la plantilla y solucionar problemas evidentes observados durante uno o más años. Es por eso que mejorar con la misma plantilla año tras año, confiando casi en exclusividad en la cantera, es mucho más difícil para ellos que para los demás. Entonces, ¿cómo están pudiendo mejorar? Con la llegada de un nuevo entrenador.
"Tengo una presión añadida por haber estado aquí antes (...). Nuestro objetivo es clasificarnos para competición europea". No escatimó Valverde en añadir presión en su primera comparecencia como entrenador del Athletic. Y no ha tardado mucho en cumplir a través del juego y todo lo que ha cambiado. Sólo llevamos siete jornadas y cinco de ellas las ha jugado en casa, pero el cambio experimentado por el Athletic Club desde la llegada de Ernesto Valverde ha sido extraordinario. La capacidad de un técnico para imaginar a su equipo de otra forma y habilitar nuevas formas de atacar y defender para sus jugadores tienen un impacto claro en el rendimiento colectivo e individual. Basta con ver rápidamente el radar de rendimiento ofensivo de este Athletic comparado con la temporada pasada.
Tanto por volumen como por efectividad, el Athletic atraviesa un momento especial. El conjunto bilbaino marca el doble de goles, genera el doble de goles esperados, toca el balón dentro del área en seis ocasiones más por 90 minutos y remata hasta cuatro veces más por partido. Estadísticas que no sólo lo están haciendo brillar en La Liga, sino que lo sitúan como el 14º equipo de las cinco grandes ligas con mejor diferencia entre goles esperados a favor y en contra por 90 minutos, como observamos en este gráfico de dispersión.
En ningún otro tramo de su carrera un equipo entrenado por Ernesto Valverde presentaba un xG en contra de 0.66 por 90 minutos, lo que refleja las positivas consecuencias que está teniendo el atacar de forma tan frecuente, precisa y con tanta efectividad para acabar ataques y recuperar más arriba de lo que lo hacía con Marcelino o Garitano. El Athletic es en estos momentos el segundo equipo de las cinco grandes ligas en xG a balón parado en contra, sexto en remates en contra y tercero en xG en contra sumando balón parado y juego abierto.
Para que esto esté siendo una constante independientemente del rival y que a la vez refleja el impacto en ánimo e iniciativa en los jugadores, las intenciones que tienen con el balón son muy diferentes a lo visto la temporada pasada, donde todo comenzaba y finalizaba en Iker Muniain, con los ya sabidos problemas de efectividad goleadora de Iñaki Williams. Una de las claves del cambio en relación a esta idea es la agresividad de los extremos cuando reciben, activando rápidamente el desborde y el disparo si ganan posiciones para ello. Alex Berenguer y Nico Williams tienen muchos más unos contra unos que la temporada pasada.
Para que esto pueda ser así, Valverde ha centrado a Iker Muniain aún más y ha retrasado sobre el campo a Oihan Sancet, ahora más centrocampista que delantero para recibir, dando más pases en campo propio, sumando regate en zonas intermedias y también un buen porcentaje en la retención de balón para hacer progresar la pelota hacia el último tercio, donde esperan los atacantes para verticalizar.
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